viernes, 18 de abril de 2014

Capítulo 25. Chateau Rigaud


Charlotte subió al tren, desde la ventanilla de éste se despedía moviendo su mano de esos cuatro chicos disfrazados que en realidad eran los Beatles. Todos estaban sonrientes, menos Harrison y ambos sabían la razón. El tren comenzó a alejarse y los chicos emprendieron el camino para ir al auto, el único que se quedó fue George, que no dejaba de mirarla, mientras ella hacía lo mismo. Cuando dejó de divisarlo se acomodó en su asiento, sintiéndose lo peor del planeta, arrepintiéndose de esa despedida tan fría.

John: ¡George! Apúrate
George: Ya voy
Paul: No te preocupes, la verás pronto -dijo guiñándole un ojo-
George simplemente lanzó un bufido y subió al auto con los demás.

...

Charlotte siempre aprovechaba el viaje en  tren para ver por la ventana los paisajes tan bonitos que debía recorrer para llegar a casa; pero esta vez, estaba agotada de pensamiento, así que se acomodó, cerró la puerta de su camarote y se dispuso a dormir.

Apenas estaba entrando en el sueño cuando el tren paró bruscamente, haciendo que despertara de inmediato. Miró por la ventana, estaba en una de las estaciones donde el tren hacía escala, por lo tanto decidió acomodarse de nuevo para seguir durmiendo. No tenía mucho que había cerrado los ojos, cuando comenzaron a tocar su puerta, y ahora sí que estaba fastidiada...

Charlotte: ¡¿Quoi?! (¡¿Qué?!) -gritó mientras se levantaba para ver quién tocaba-
 Pero al ver a la persona que llamaba a su puerta, no pudo decir nada, simplemente se quedó callada.

Charlotte: ...G-George, ¿Qué haces aquí? -dijo dejando su asiento para ir hasta la puerta, abrirla y dejarlo pasar-
George: Charlotte, yo, yo no podía dejarte ir así, van a pasar 3 meses hasta que nos encontremos de nuevo y...
Charlotte: Lo sé George, me siento mal por haberme despedido así
George: No te preocupes, ahora todo estará bien, porque, vengo a decirte que... yo... te...

Pero fue interrumpido por unos golpes a la puerta, ambos voltearon y era  un personal del tren
Personal: Mademoiselle, nous sommes arrivés à Paris (Señorita, hemos llegado a París)
Charlotte: ¿Qué? -contestó con dificultad-
Personal: Mademoiselle, nous sommes arrivés à Paris, se réveille s'il vous plaît! (¡Señorita, que hemos llegado a París, despierte por favor!) -decía alzando la voz y moviendo a la chica-
Charlotte: ¿Quoi? (¿Qué?) -contestaba confundida mientras trataba de entender todo-
Personal: Que nous sommes à Paris! Il est temps de quitter le train! (¡Que estamos en París! ¡Es hora de que abandone el tren!)
Charlotte: Oui, dans un moment, merci (Sí, en un momento, gracias)

Todo había sido un sueño, un jodido sueño. Ella ahora estaba en París y George seguía en Londres. Mientras bajaba se preguntaba por qué su mente le hacía esa clase de jugaretas crueles. Sus pensamientos fueron interrumpidos por su padre, quién había ido por ella a la estación. Pronto corrió a sus brazos.

Charles Jeanneret: ¡Hola hija! -le da un beso en la mejilla que ella le regresa-
Charlotte: Hola Pa, ¿Ya nos vamos?
Charles J: Ya, dame tu maleta

Ambos se dirigieron al auto y en el trayecto platicaron sobre todo tipo de cosas. Al llegar a casa se encontró con sus 3 perros como los primeros en recibirla, de ahi fue a la cocina donde estaba su mamá.

Marianne: ¡Hija! -se aproximó a abrazarla-
Charlotte: ¡Hola mamá!
Marianne: ¿Qué tal el viaje?
Charlotte: Le dije a papá que me la pasé durmiendo, ¿Qué haces?
Marianne: Termino de hacer la cena de mañana, nos vamos temprano al Rigaud
Charlotte: ¡Es verdad! Estaremos en el castillo, lo olvidé por un momento

En eso una mujer embarazada entró a la cocina

Charlotte: ¡Angelique! - su hermana había llegado ése mismo día. Se acercó a ella con cuidado a abrazarla-
Angelique: ¿Cómo estás?
Charlotte: Bien, pensé que no vendrías
Angelique: No seas tonta
Charlotte: Estoy muy felíz que estés aquí. ¿Dónde está François? ¿No vino? -dijo mirando para todos lados
François: Claro que sí vine, cuñada -se acercó y se dieron un abrazo-
Marianne: Me está ayudando a cocinar
Angelique: Y de paso me cocina algo rápido a mi para mis antojos

Todos rieron y a continuación tuvieron una ligera cena. Al término cada quién recogió su plato, quedándose François y el señor Charles, a cargo de lavarlos.

La señora Marianne, Angelique y Charlotte fueron a la sala, donde, tras una larga plática se retiraron a dormir. Cada pareja en su respectivo cuarto, igual que Charlotte en el suyo, sola.

Marianne: Charlotte...
Charlotte: ¿Sí?
Marianne: Antes de dormir haz tu maleta, nos quedaremos unos dos días en Burdeos, y salimos temprano mañana.
Charlotte: Claro mamá, buenas noches
Marianne: Buenas noches


Charlotte entró a su cuarto, al prender la luz una ola de nostalgia la golpeó por completo. Aunque tenía poco de haber ido a casa, había algo distinto en ésta visita. Sacó una maleta que tenía debajo de su cama y comenzó a guardar lo necesario para su estancia en el castillo Rigaud. A la 1:00 am, terminó de hacer su maleta, la dejó cerca de la puerta y se acomodó en su cama. Cuando estiró el brazo para apagar la lámpara que estaba en una de sus mesas de noche, sin querer tiró un portaretrato que ni siquiera se dió cuenta estaba allí.

Charlotte: Mierda -masculló en lo que se levantaba de la cama para recoger el portaretrato-
Al darle la vuelta se llevó una sorpresa

Charlotte: Heey, ¿Qué haces aquí? -ahora platicaba con la fotografía en blanco y negro, la cual tenía de protagonista a un muchacho bastante guapo con una expresión seria pero misteriosa, cabello un poco alborotado y ojos bien clavados en la fotógrafa- Definitivamente irás conmigo a Burdeos y después a Londres.

Sin más, guardó la foto con todo y marco en la maleta y se fue a la cama para dormir.
Unas horas más tarde...

Marianne: Charlotte, despierta, ya tenemos que irnos
Charlotte: ¡Mmmmm! -dijo molesta por sentir tan repentinamente las luces encendidas- pero mamá, aún es de noche -eran las 4:00 am-
Marianne: Sabes que Burdeos no está a la vuelta de la esquina, ahora apúrate por favor
Charlotte: Pero mamá -dijo en tono cansado y fastidiado-
Marianne: Nada, por favor apresúrate, ya dormirás en el camino

Sin poder protestar se vio obligada a vestirse lo más rápido posible, revisó que no olvidara nada y cuando la llamaron desde abajo de las escaleras sólo contestó que no tardaba. Al bajar ya estaban todos esperándole. Angelique se iría en su auto con François, que manejaría. Ella iría en el auto con sus padres. Al poner un pie dentro del auto dijo "buenas noches" a su papá (que iba manejando) y a su mamá que parecía emocionada, y así pasó sus horas de sueño.

Marianne: Charlotte, ya llegamos -dijo su madre despertándola-
Charlotte: Mmmmhhhh ya voy -dijo quejándose y bajándose perezosamente del lujoso auto- ¡Por fin en el castillo! -gritó con una gran sonrisa al notar que, efectivamente ya estaban en Burdeos-

Se dirigió a la cajuela del auto a sacar algunas maletas, mientras el personal del viñedo se acercaban para ayudarles. Ella saludó muy efusivamente a todos, pues los consideraba como parte de su familia. De la emoción le fue imposible dormir, así que estuvo en el desayuno con todos. La convivencia era genial, hasta que llegó la hora de comenzar con los preparativos de la víspera de año nuevo. Ella ayudó un poco en la cocina y después de charlar con su padre salió a caminar sola por los viñedos.


Aunque había establecido que iría a despejar su mente, ése muchacho vino a su mente, así que regresó al castillo, subió a su habitación y tomó el teléfono. Marcó y nadie contestó, por lo que decidió marcar otro número, con esperanza de que esta vez le contestaran.

Entrada doble ------>

No hay comentarios.:

Publicar un comentario